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Traductor, Camilo Jiménez
Lo que me interesa es, por ejemplo, el momento en
que comienzo a escribir, a concebir o a pensar sobre una obra nueva. Lo
primero que viene a mi mente es un sentimiento del espacio, y la
composición de personas en ese espacio. A partir de ahí emerge
gradualmente un diálogo o un texto, pero lo primero de todo, en el
comienzo, es algo realmente no verbal. Y hay una teoría según la cual la
base, el elemento fundamental de la tragedia antigua, es estar en
silencio. El silencio está ahí antes que la palabra y es prerrequisito
para la conversación. El silencio yace bajo el lenguaje, es una capa
autónoma, una capa que describe algo, con la cual algo puede
describirse, y no es sólo una pausa en el lenguaje. Ésa es la versión
aburrida. El silencio no es una brecha.
Hay otra cosa que me interesa. Quizá suene un poco
loco, pero en el ballet, por ejemplo -el deporte de alta competencia no
es más que una perversión del ballet, especialmente el entrenamiento en
un campo específico; el deporte de alto nivel es sólo una forma
exagerada de debilidad-, lo que me gusta del ballet es su perspectiva de
combinación del hombre y la máquina. Lo que me gusta es el elemento
técnico del ballet. Con las circunstancias básicas apropiadas, un día
esa combinación va a convertirse en realidad. Comenzó casi con los
trasplantes de órganos, los corazones artificiales, etc. Es posible que
bajo ciertas condiciones ambientales y atmosféricas el cuerpo humano sea
incapaz de sobrevivir sin estar pegado a una máquina. Esta perspectiva
no es tan exagerada como suena; la fusión del hombre y la máquina es una
nueva forma de vida, una forma orgánica de vida. Una mezcla de lo
orgánico y lo inorgánico.
Pero regresemos al silencio, a lo no verbal: las
audiencias de hoy en día no soportan el silencio en el teatro. Por eso
creo que Beckett estipula tan precisamente la duración de sus pausas. Él
sabía por experiencia que tanto al director como al actor les asustan
los silencios. Los actores se aterran si no hacen nada durante diez
segundos, si no se mueven, si no hablan. Esto va contra el acuerdo. Es
que hay un acuerdo, unas reglas básicas del juego: yo pago y usted
trabaja. Quiero decir, el actor trabaja y yo como espectador pago. Y lo
quiero ver sudar por mi dinero. No hacer nada durante unos pocos minutos
va contra las reglas. No pueden descansar, los bastardos, nada de eso:
pagué por verlos moverse y hablar.
El movimiento amenaza la calma, la calma amenaza al
movimiento. El texto amenaza al silencio y el silencio amenaza al
texto. Y ello continúa ad infinitum. Lo que trato de describir es el
punto en el cual se crea una nueva vitalidad. El teatro tiene la tarea
de reafirmar esa vitalidad contra la presión y/o la exigencia de
simplemente reproducir la realidad. Porque es entonces cuando el teatro
amenaza la realidad, y con seguridad ésta es su función política más
importante, independientemente de cualquier sesgo ideológico. Si el arte
no amenaza a la realidad, pues no tiene función alguna, y es un
sinsentido gastar dinero en él. Como lo planteó Brecht: "El teatro teatraliza todo, por lo que debemos continuar empujando por su garganta cosas que no pueda digerir".
Mi opinión es que la literatura está ahí para hacerle resistencia al teatro.
Cuando uno traslada una idea a un cuadro, o la
pintura se deforma o la idea explota. Estoy más a favor de la explosión.
Creo que Genet encontró una fórmula válida y precisa: lo único que
puede hacer una obra de arte es despertar una nostalgia de una forma
diferente de ser y estar. Y esta nostalgia es revolucionaria.
En la actualidad la literatura va en una sola
dirección, hacia un clasicismo carnavalesco donde los artistas hacen
malabarismos. La mayoría de lo que se escribe hoy no tiene sentido,
porque es reactivo. La literatura reactiva no es literatura. Aparte de
eso, está el problema de que no existe el diálogo ficcional. Toda la
escena está sucediendo en mi cabeza, puedo incluso imaginarla con
claridad. La puedo pensar toda, pero cuando llego a la escritura del
diálogo, me es imposible. Incluso la conversación es posible sólo a
través de citas. Se cumple la teoría de Freud según la cual lo hablado
en los sueños es recordado o citado: nunca es nuevo, no hay textos
originales en los sueños. Y estamos viviendo en una fase onírica
similar. Es como si un dialecto se detuviera. Un tiempo congelado. Todo
lo que había antes se congestiona. Está disponible, pero nada nuevo es
posible.
El arte necesita difusión. Las imágenes de
Shakespeare son más amplias, más espaciosas que las de Brecht, porque
son menos precisas. Mientras menos ves, más describes. Cuando Robert
Wilson habla de su obra, siempre habla del parpadeo. ¿Qué se puede ver
en el parpadeo de un ojo? El parpadeo crea continuamente una nueva
imagen del mundo, o de la realidad. Esta imagen siempre se olvida. Es
exactamente lo que está pasando en Alemania hoy. En la nueva Alemania ya
nadie parpadea.
Y creo que nadie necesita estar asustado con
la nueva Alemania. Es una Alemania más débil. Después de cuatro décadas
de hipnosis, la culebra se ha tragado a la liebre, pero ahora resulta
que después de todo la liebre era un erizo, y los erizos son bien
conocidos por sus largos períodos de hibernación. La así llamada
reunificación alemana (hasta ahora las Alemanias sólo habían estado
unificadas para combatir a otros: los franceses, los británicos, los
rusos, etc.) es casi otra colonización. La confrontación del este con el
oeste se ha convertido en un conflicto del norte con el sur. Alemanes
contra alemanes. Europa y quizá el resto del mundo deben agradecerle al
genio de Helmut Kohl por esta situación.
Cuando uno ve una iglesia católica en México, si
mira un poco más a fondo, descubre los restos de un templo azteca debajo
de la iglesia. La antigua Alemania Occidental, con su excesivo
desarrollo económico y su civilización culturalmente poco desarrollada,
está tratando de borrar la cultura de la RDA -una cultura que
emergió como resistencia a la colonización estalinista- con el
exterminio administrativo y la calumnia. Una vez más la historia será
escrita por los ganadores. La supresión del pasado nazi coincide con la
difamación de la historia de la fenecida RDA y parte de esa
difamación. Cuarenta años de Bautzen [1] sirven para
olvidar diez años de Auschwitz. En lo que concierne al arte, las
estatuas siempre sobreviven a los cultos a los que estaban dedicadas.
Que haya trabajado para los Borgia no le quita méritos a Miguel Ángel.
El arte tiene un tiempo distinto al de la política y la historia.
Algo que encuentro atractivo en Inglaterra es la
manera como están escribiendo obras de teatro hoy en día. Teniendo en
cuenta su posición y su tradición, Inglaterra es una sociedad cerrada.
Sin embargo, parece que el influjo cultural de sus antiguas colonias
está afectando ese proceso desde adentro. Sé que éste es un proceso
lento, y en él emerge una situación similar a la del período isabelino.
Gertrude Stein dijo algo como "Todo se mueve muy rápido". Aludía, por
supuesto, a la velocidad con que el lenguaje se estaba transformando a
sí mismo; en especial, a la mutación del vocabulario. Y eso tuvo que ver
tanto con la influencia de las nuevas colonias como con la aparición
del imperialismo. Ésa fue la cuerda de salvación del drama isabelino, y
creo que la situación es similar en la Inglaterra de hoy. Europa,
también, cambiará drásticamente en el futuro cercano por la influencia
del sur y del este. La fortaleza de Europa es una ilusión, y los
británicos tienen razón en su instinto de defenderse contra su total
integración con Europa. Europa no ofrece mucha seguridad.
1 . Bautzen es una prisión en la antigua RDA donde los disidentes eran aislados y torturados.
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